domingo, 12 de junio de 2011














Hablar de Chiloé es hablar de sus iglesias y capillas, declaradas hace un tiempo ¨"Patrimonio de la Humanidad"

Pero Chiloé no es solo eso.

Sus pequeños pueblitos esparcidos por toda la isla, de una increíble belleza y simpleza , su campiña ondulada poblada de ovejas y vacas, su gente de una simpatía poco comun, su gastronomía incomparable basada en frutos del mar, la presencia constante de ése mar, de sus islas y naturaleza, son el "bonus track" que disfrutamos plenamente.

Chiloé fué un viaje ya postergado una vez por el terremoto que sacudió a Chile.
En ésa oportunidad no nos pareció adecuado hacer turismo en un país en crisis por el desastre.



Finalmente lo concretamos junto a nuestros entrañables amigos Bibi y Peque.

Quisimos tambien aprovechar para conocer un poco el Sur de Chile: Pucón, Frutillar, Puerto Montt, etc., todos lugares de los que teníamos muy buenas referencias. Además estábamos ansiosos por volver a saborear sus exquisitos platos gastronómicos de frutos del mar, que son imbatibles aún en la fonda más sencilla.

No fuimos defraudados en ninguno de los dos aspectos.

Un detalle sigue llamándonos la atención en Chile. La densidad poblacional que se observa en todo lugar.
Al ser un país angosto y carecer de la exagerada extensión de territorio -como en Argentina-, todos los espacios de tierra estan hábilmente ocupados. No existen a excepción del desierto del norte chileno esas grandes extensiones sin nada, ni gente, ni casas, ni cultivos.